Puede pasar en repetidas ocasiones que alguna persona nos provoque un cierto rechazo, entonces como consecuencia de esto, tendemos a distanciarnos, a evitar conversaciones, a sentir incomodidad cada vez que se acerca, en cierto modo éstas serían algunas manifestaciones físicas de cuando no estamos siendo comprensivos con los demás, ojo, que no se mal entienda, esto no es justificar las acciones de los otros, sino de comprender porque lo hacen, que los ha empujado a comportarse de esa manera.
Es sumamente importante en primer lugar que busquemos en nuestro interior, nos hagamos preguntas, ¿porque siento rechazo hacia esta persona? ¿qué es lo que me incomoda realmente? ¿porque a otros no les molesta lo mismo que a mi?.
Todos somos víctimas de algunas memorias adquiridas, implantadas podemos decir también, aunque considero que las personas con las que crecimos nos enseñaron lo que estaba al alcance de sus conocimientos, por así decirlo, ignorando por supuesto la posibilidad de cuestionar sus aprendizajes y tal vez también cerrando las puertas hacia algo nuevo, algo mejor y por el contrario enfocándose solo en darnos todo lo necesario para hacernos felices, olvidándose completamente de ellos mismos, olvidándose de vivir.
Entonces dicho esto, tal vez esa sensación de rechazo, incomodidad, es solo una memoria adquirida que vive en mí porque todavía no me desapego o no elijo desapegarme de ella, tal vez ésta persona con sus acciones viene a detonar, a estimular un cambio que estaré posponiendo hace tiempo o a recordarme a alguien que generaba esa sensación en mi niñez, la causa real descansa en nuestro interior, es por esto que para encontrar soluciones necesitamos hacernos preguntas y las respuestas aparecerán.
No podemos comprender a los demás, si no estamos comprendiendo lo que pasa en nuestro interior, revisar nuestro historial de sensaciones, creencias, ideas, accionar sería más concretamente el primer paso que podemos dar para empezar a comprender a los demás, siempre y cuando estemos dispuestos hacerlo, claro.
Todos somos iguales en cuanto al funcionamiento anatómico y fisiológico del cuerpo, he aquí la importancia de aprender cómo se manifiesta (el cuerpo) ante las adversidades de la vida.
En base a esto, debemos tener en cuenta que la otra persona experimenta una historia diferente y de ahí nace su personalidad, sus creencias, su forma de relacionarse con los demás y juzgar no sería lo más adecuado.
Podemos comprender a los demás y aún así alejarnos por nuestro bienestar, aunque la otra persona no lo entienda, además si ni siquiera está en la búsqueda de un cambio difícilmente lo entenderá.
A veces no son nuestras palabras las que ayudarán a crecer, sino nuestras acciones y decisiones, aunque éstas enojen a la otra persona.
En casos de convivencia familiar podemos intentar ser empáticos y no involucrarnos demasiado o enredarnos con su forma de ser, aceptarlos y en todo caso simplemente acompañarlos.
Es por ésto que trabajando en mí es posible comprender a los demás
Cuando comprendemos VIVIMOS
Cuando juzgamos SOBREVIVIMOS
Vivimos cuando SOMOS HONESTOS con nosotros mismos
Sobrevivimos cuando NO LO SOMOS
GRACIAS por estar ahí, saludos!!
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